sábado, 5 de octubre de 2013

...Perso...

Ahora ya sólo las palabras me quedan, aquellas que me hicieron  presa de una realidad transformada a mi antojo. Esas palabras que son sordas al viento y ligeras para la marea que azota este faro en medio del océano, esperando que llegue un nuevo amanecer y con ello en calma plazca el día.

Creí coger fuerzas para saltar este inmenso bache en el camino, mas no es cierto, me fallaron las fuerzas, las viandas, el norte. Sentí poder desafiar el dolor años atrás, lo cierto es que el dolor va conmigo donde quiera que valla y rocío de negrura al paso de mi andar, de aquí al confín de la tierra por donde quiera viajar.

Mirar... y no esperar, porque nadie ni nada vendrá a salvarme de mi propio final.
Ni vela, ni barco, ni capitán. A la hora de la verdad te tienes a tí para batallar. Que largas son estas eses del camino, que no atisbo a ver su final.La brisa del mar enfría mi piel, arder en la sal para no volver a naufragar.

Somos viejos amigos, errante mío,pronto espero marchar y  a vos os pido que hagáis camino, y el tuyo y el mio tangente divino tenga Dios para por nosotros un provechoso final.